Voleibol
Historia
El voleibol nació en 1895 – un año antes de la primera edición de las Olimpíadas – en la Asociación Cristiana de Jóvenes de Holyoke, en el estado norteamericano de Massachusetts. La idea vino del pastor Lawrence Rider, que sugirió al profesor William G. Morgan la creación de un deporte movido, pero de menor intensidad de la que el básquet, otra modalidad reciente que ganaba fama rápidamente.
Influenciado por el tenis, Morgan decidió colocar una red entre los dos equipos, evitando así el contacto físico característico del básquet. Inicialmente, la red fue colocada a una altura de 1,98m. El juego fue bautizado por el profesor Morgan de “mintonette”, pero la movilización y el estilo de practicarse rápidamente lo transformaron en “volley” – “torrente”, en inglés –, palabra que describe también el “voleo”, jugada típica del tenis.
La expansión de la modalidad fue algo impresionante. Apenas un año después de su creación en los Estados Unidos, ya había practicantes del otro lado del mundo, en países como Japón. La diseminación ocurrió de una forma tan rápida y eficiente que hoy el deporte retiene una marca grandiosa: la Federación Internacional de Voleibol (FIBV, en inglés) es la federación que más países afiliados posee entre todos los deportes, con 220.
La historia de la modalidad en las Olimpíadas tuvo un hecho interesante y hasta insólito. En Tokio-1968, el voleibol entró en el programa olímpico simultáneamente en masculino y en femenino. Desde el estreno, cuando la Unión Soviética, entre los hombres, y Japón, entre las mujeres, conquistaron las primeras medallas de oro, la modalidad no dejó de ser olímpica.
En Brasil el voleibol se volvió un modelo de éxito a ser seguido por otros deportes. Haciendo realidad una generación vencedora atrás de otra, de Atenas-2004 a Londres-2012, Brasil no quedó fuera del podio ni siquiera una vez. En ese período, el país conquistó un oro (2004) y dos platas (2008 y 2012) en masculino, además de dos oros (2008 y 2012) en femenino.
Curiosidades
Una vuelta por la cumbre
El técnico José Roberto Guimarães y la Selección femenina de voleibol de Brasil pueden decir que ya vivieron el lado bueno y el lado malo de una Olimpíada. En Atenas-2004, el equipo llegó al torneo con un amplio favoritismo al título, cimentado en resultados espectaculares e indiscutibles. En la semifinal, vencía a Rusia por 2 sets a 1, con 24/19 en el marcador. A un punto de la inédita final olímpica, las brasileras vieron lo imposible convertirse en pesadilla. Victoria rusa por 3 sets a 2.
Muy criticados, entrenador, comisión técnica y jugadoras vivieron cuatro años bajo las miradas de desconfianza tanto de la hinchada como de la prensa brasilera. Pero en bPekín-2008 vino la redención. Después de pasar por encima de Japón en los cuartos de final y a China en la semifinal, las chicas de Brasil finalmente llegaron a la final olímpica. Las adversarias eran las norteamericanas, que le ganaron con facilidad a Cuba — archirrival de Brasil. Seguras, las dirigidas por José Roberto Guimarães — campeón olímpico en Barcelona-1992 con los hombres — vencieron por 3 sets a 1 y conquistaron el inédito oro olímpico.
Con la fama de perder las finales más importantes exorcizada en Pekín, Brasil casi pierde todo en Londres-2012. Con una campaña irregular, la Selección se clasificó con dificultades en la primera fase. Perdió con Corea del Sur y con los Estados Unidos y encontró a las temidas rusas luego en los cuartos de final. La clasificación para las semifinales fue sudada: 3 sets a 2 con Rusia. Ya la onda para la final fue más tranquila: 3 sets a 0 con Japón.
La decisión fue un drama aparte. Derrotadas por las fuertísimas norteamericanas en la primera fase, las brasileras perdieron el primer set por unos increíbles 25/11, en solo 21 minutos. Sin embargo el dominio de los Estados Unidos acabó allí. Con parciales de 25/17, 25/20 y 25/17, Brasil consiguió dar vuelta el partido y conquistó el bicampeonato olímpico en Inglaterra.
Métodos rígidos
El voleibol tiene algunos personajes inusitados que no siempre están dentro de las cuatro líneas. Observando del banco de reservas, algunos entrenadores ganaron notoriedad por sus actitudes al margen de la cancha y, principalmente, durante los tiempos técnicos.
El precursor de ese “estilo” fue el japonés Hirofumi Daimatsu. Gerente del departamento de contabilidad de una fábrica de hilandería, de la cual salieron 10 de sus 12 jugadoras, Daimatsu era un “general”. Además de las rutinas exhaustivas de ejercicio, que duraban seis horas, siete días por semana, el japonés insultaba y llegaba a golpear a sus comandadas. Asimismo con los métodos nada elogiables, las japonesas, bajo el comando de Daimatsu, fueron campeonas olímpicas en Tokio-1964, venciendo en todos los partidos y cediendo apenas un set.
El “tirano” más famoso, sin embargo, es el ruso Nikolay Karpol. Formado por la escuela soviética, el comandante gritaba tanto a sus jugadoras en los tiempos técnicos que constreñía a quien estuviese asistiendo al juego. El comportamiento de Karpol, bicampeón olímpico en 1980 y 1988, hizo que fuese abucheado por las hinchadas alrededor del mundo. A pesar del temperamento explosivo, el ruso es uno de los mayores vencedores del deporte y tiene su nombre eternizado en el Hall de la Fama del voleibol.
Más información
Confederação Brasileira de Voleibol
Site: www.cbv.com.br
Federação Internacional de Voleibol (FIVB): www.fivb.org