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Jogos Paralímpicos
Bailarines con deficiencia visual brillaron en la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos en el Maracanã
Contando solo con el tacto y la audición, la pareja de bailarines Renata Prates y Oscar Capucho encantó al público en la ceremonia de apertura de los Juegos Paralímpicos, que tuvo lugar el último miércoles (7/9) en el Maracanã. El dúo presentó un número muy sensorial, guiado por el movimiento de los cuerpos que formaban imágenes iluminadas en el fondo de la tarima. "Fue un momento singular en mi vida", dijo Oscar, en entrevista este viernes (9/9), en el Rio Media Center. "Este trabajo es un hito en mi trayectoria como artista con discapacidad visual", completó Renata.
Para ella, la proyección de la pareja podrá servir para despertar la consciencia de toda la sociedad sobre los temas de accesibilidad e inclusión de personas con discapacidad. "Accesibilidad no es solo instalar rampas. Hay que crear políticas públicas para que las personas puedan desarrollarse, estudiar, trabajar. Mi historia con la danza siempre ha sido de amor y de duras pruebas. Tuve que probarle al mundo que era capaz de bailar, a pesar de mi discapacidad. Yo pensaba que no sería capaz de estudiar, pero me gradué en psicología usando mis propios medios para enfrentar mi falta de visión", contó.
Invitación
Oscar quedó ciego a los nueve años, debido a un desprendimiento de retina causado por el alto grado de miopía. Graduado en Teatro por la Universidad Federal de Minas Gerais, también siguió el camino de la danza, hasta recibir la invitación para la presentación en el Maracanã. "Fue el resultado de mucho esfuerzo, mucha dedicación y mucha determinación para traerles a ustedes este momento. Fue una gran responsabilidad, puesto que representé a mi clase, los ciegos de todo el mundo. Elegí el teatro, pero la danza me eligió a mí", dijo.
La invitación, en realidad, se hizo por indicación de Renata, que ya había bailado con Oscar. "Fui invitada por la coreógrafa del grupo Corpo y decidí indicar a Oscar porque ya habíamos trabajado juntos. Para llevar a cabo este número, tuvimos que ensayar mucho y contar con la sintonía corporal el uno del otro. El toque fue fundamental para nuestra presentación, porque tuvimos que usar un monitor en el oído, lo que dificultó aún más nuestra audición. Además, querían que usáramos guantes, pero no aceptamos, porque nos privarían de los tres sentidos", explicó.
Renata nació con retinitis pigmentosa, una enfermedad degenerativa de la retina que causa la pérdida gradual de la visión. Empezó a bailar muy temprano, hasta graduarse como bailarina profesional. Durante los años de entrenamiento, tuvo que lidiar con la dificultad causada por la pérdida de la visión –que hoy es de un 10 al 15 por ciento– hasta que, a los 21 años, decidió asumir la discapacidad y unir la danza a su baja visión.
Ensayos
Renata y Oscar comenzaron a ensayar en febrero. Como ella vive en Florianópolis, se encontraban durante una semana una vez al mes, cuando ensayaban en ritmo intensivo, cerca de cinco a seis horas al día. Fue un momento intimista de la ceremonia, presentado luego del número que reunió a 400 bailarines que bailaron con enormes bastones que se transformaban en espadas de led. "Fue un gran momento. Estábamos muy presentes, totalmente entregados. Mostramos que es posible bailar, aún con la discapacidad visual", concluyó Renata.